Juanca Romero © Julio 2023

Marzo de 1979 quedará en los anales de la historia como l.a fecha en la que se avistó el denominado Ovni-misil de Canarias. Aquella campana lumínica fue vista desde diferentes puntos del archipiélago, convirtiéndose en un fenómeno social casi sin precedentes en la época. A partir de aquel instante, las hipótesis más extrañas apuntaban a la posibilidad alienígena, relacionando lo ocurrido, y sin base de sustento, con el avistamiento de algún artefacto de origen extraterrestre. Ríos de tinta alimentaron las publicaciones de la época y algunos pocos micrófonos.

La década de los 70, prolífica en las cosas ufológicas en Canarias, encontraba broche de oro para coronar a las islas como imán ovni por antonomasia. Resulta entendible que en medio de aquél escenario de paranoias ufológicas, lo ocurrido en marzo del 79 fuese tildado de extraterrestre, a pesar de que casi de forma inmediata, algunas fuentes solventes apuntaban a que lo ocurrido tenía relación directa con algún tipo de prueba balística de gran alcance, o dicho de modo más cercano, se había tratado de un misil.

Lo verdaderamente lamentable de esta rocambolesca historia, no es que los charlatanes de profesión obviaran hablar de las teorías militares, sino que aún hoy en día, embarcados en el 2023, haya divulgadores –por ser generoso en el término- que mantienen que lo visto por miles de personas, fue un OVNI con todas sus letras –que son solamente cuatro-. Gracias a un amplio y riguroso trabajo realizado por los expertos Ricardo Campo y Vicente-Juan Ballester Olmos, podemos saber a ciencia cierta que aquel fenómeno luminoso se produjo por el lanzamiento de misiles Poseidón C-3 desde submarinos nucleares de nacionalidad norteamericana, situados en el Océano Atlántico. Aquellos avistamientos fueron la consecuencia de una serie de 4 disparos realizados a diferentes horas, sabiéndose que al menos dos de ellos fueron perfectamente visibles por la población de Canarias y la costa africana. Aquellos misiles estaban enmarcados en unas maniobras de entrenamiento, ejercicios por otra parte habituales en la zona por aquellos años.

Todo esto está más que probado con documentos oficiales, papeles palpables que todavía algún vende humo se empeña en cuestionar, tejiendo campañas de desprestigio contra aquellos que han desmontado el circo platillero que les ha dado horas de charlas, libros y micrófono para alimentar a los ávidos y sedientos de las cosas del misterio. Lo visto en marzo de 1979 por parte de la población canaria, fue consecuencia de una prueba balística, y todo lo demás que se cuenta sobre aquel fenómeno, únicamente sirve para crear pantallas de confusión interesada.

Yo mismo he podido estar frente a algún ínclito y endiosado comunicador, cuando soltaba por su turbia boca: “Ya está Ricardo Campo jodiendo esta historia”. 

MISIL PARA LISTOS, OVNIS PARA TONTOS
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